lunes, 12 de diciembre de 2011

El diario de las locuras de la casa de al lado

El diario de las locuras de la casa de al lado
12 de diciembre de 2011

Otra de pintura

Llevo mucho tiempo sin escribir nada de la casa de al lado porque había decidido no hacerlo, me han aconsejado que intente no caer en ninguna provocación y no responder, y lo iba llevando bastante bien, entre otras cosas porque  estamos más o menos trabajando los dos y el niño en el Cole, lo cual deja poco espacio de tiempo para estar al tanto de las locuras de los habitantes de la casa de al lado. Pero lo de hace unos días merece un episodio más en el diario.

 Creo que os he comentado alguna vez que los habitantes de la casa de al lado no tenían vado, y eso creó algún que otro conflicto. Pero desde mediados de septiembre o así se lo pusieron. Y como es lógico pintaron de amarillo la rampa de la acera por donde se mete el coche en la cochera.  Yo lo  hice cuando me puse el mío y ahí sigue la pintura puesta, pero la Loca lo pintó en septiembre y en octubre y en noviembre y claro ya tocaba nuevo pase, y lo volvió a pintar el otro día. Un día en que mi marido llegó temprano a casa, y al ir a abrir la puerta se dio cuenta que delante de la misma había manchas de pintura amarilla, parecía una huella, como si alguien hubiera pisado la rampa y hubiera  pisado luego la acera, lo cual no seria nada raro ni excepcional, se fijó en que la pintura estaba todavía fresca, y como quería enseñármelo se fue a buscar la cámara para sacar una foto de la mancha, antes de hacerla, la foto, se fijó que no hubiese nadie en la calle, no se si lo he dicho pero la última foto en la calle nos valió un juicio, y no tenia ganas de jaleo, así que se aseguró de que estaba solo en la calle antes de hacer la foto. Y como la pintura todavía estaba fresca se puso a limpiarla, echó un poco de detergente y con la manguera y la escoba se puso a rascar. Cual no fue su sorpresa cuando vio a la Loca con el móvil, casi delante de sus narices sacándole una foto.  Y comenzó el show, una vez se metió dentro de su casa, comenzaron las voces
“– ¡Florero! ¡Pues yo eso no lo he hecho! ¡Alguien habrá pisado la acera! ¡Ahora me echará las culpas y me denunciará al cuartel!-”

Todo esto a voz en grito, mi marido ya curtido en estos altercados optó por no decir ni mu, pues es nuestra consigna para evitar juicios y rollos absurdos, a no ser que se dirija expresamente a nosotros y de un modo normal, por mucho que grite en su casa y con su marido, como si lloviese, no va con nosotros. Podría haberle dicho que no tenía ningún problema con la mancha, que efectivamente parecía eso, una pisada, pero para qué… Ella continuó con sus gritos, y como no había respuesta de nuestra parte se puso ya en modo duro, y comenzó con las amenazas “-¡Pues ya que quiere fotos, ahora ya le he pillado con la manguera, voy a llamar a los municipales y va a ver este, a ver quien es ahora el que está tirando agua en la calle! ¡Ahora verá! Venga llamemos a la policía.-” (Por lo que dedujimos que había visto como sacaba la foto de la mancha)
Por supuesto a gritos, para que mi marido que estaba en la calle lo escuchase bien, y efectivamente, la Loca señora llamó a los municipales, y… ¡los municipales vinieron!

 
 Como todo lo que hace es para que nosotros nos enteremos, pues no cerró su puerta cunado les contaba la los policías su historia entre hipos y lloros, les relataba que tiene la casa en venta  y que es por culpa nuestra, que ella no había manchado la acera y que nosotros queríamos denunciarla, que mi marido había tirado agua con la manguera y yo que sé que más chorradas.  Los guardias le explicaron que no había nada que hacer, que debía intentar llevar una mejor relación con los vecinos e intentar arreglar las cosas, lo que dice todo el mundo, lo lógico y normal.  Lo imposible con esta clase de gente. (Menudo papelón el de los pobres policías)

 Cuando los policías salieron de su casa mi marido les llamó, y les dijo que él no había dicho ni media palabra, que no le había dirigido la palabra, que ella lo debía de estar vigilando, porque nada más se puso a limpiar la mancha empezó con las increpaciones, lo guardias le dijeron que efectivamente estaban al corriente, que ya conocían la clase de gente que vive en la casa de al lado. Mi marido les preguntó si tenían que atender semejantes chorradas, y le dijeron que si los llaman ellos tienen que acudir, aunque sea una tontería. Él les dijo que si en vez de gastar dinero en desplazar a municipales a esa casa, le pagaran un psiquiatra  solucionarían más problemas y saldría más barato.

La que armó la tía Loca, por una mancha de pintura, que estaba delante de mi  puerta, y que se estaba limpiando sin decirle nada de nada al respecto. Aunque la culpa es suya, porque si no nos hubiesen prohibido ir a su casa a decirles lo que nos ocurre, no tendría que imaginarlo, sencillamente iríamos y hablaríamos, pero entonces, no tendría un diario tan original, ni ella motivos para estar al tanto de saber todo lo que hacemos. Menudo espía que se está perdiendo la CIA, no leerán el diario y vendrán a reclutarla, dotes tiene de sobra y a mi me harían un gran favor.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Contra el sistema.

Igualdad de oportunidades.

Las altas esferas, tanto de un lado como del otro se llenan la boca con estas palabras, pero la realidad que vivimos dista mucho de llegar siquiera a intuir que eso pueda existir. 
Solo voy a contar una historia triste que tuve que escuchar y rebatir, aunque me quede con muy pocos argumentos para hacerlo.
Durante el curso anterior además de trabajar en un instituto, me dediqué también a la enseñanza privada, dando clases de repaso, y conocí a una chica maravillosa que estaba teniendo problemas con su curso de 2º de la ESO. Como la tenía muchas horas a la semana a ella sola, se creó un ambiente muy agradable y de mucha confianza entre las dos, respecto a temas del colegio, de profesores, de compañeros y de asignaturas.
 Y en una de esas sesiones, en las que mi alumna ya no daba más de sí, porque trabaja muchísimas horas, pues todas las que pasaba en el colegio, más dos horas que estaba conmigo, todos los días, suman la friolera de nueve horas de estudios al día. Para una niña de 13 años, si los tenía. Y no es un caso aislado.

Pues bien, a lo que iba, una de aquellas tardes, en las que ya no daba más de si me dijo, muy triste “Profe,  yo soy muy burra, no me entran todas estas cosas, yo no sirvo para nada” Aquellas palabras me llegaron al alma, porque yo sabía que no era cierto, pero ella lo dijo completamente convencida de que así era. En todo el tiempo que llevaba con ella, me había fijado en que hacía unos dibujos estupendos, tenía caricaturizados a muchos de sus profesores, y expresaba muy bien ideas a través del dibujo. Le gustaba el deporte e iba voluntariamente a un taller de música de instrumentos tradicionales, porque era capaz de tocar bastante bien cualquier instrumento.  Como sabía que era buena en arte y deporte se lo dije. “Pequeña, no digas eso, tú haces unos dibujos preciosos, tocas y cantas muy bien, y eres buena deportista”  Pero ella me replicó “¡Ya!¡Pero todo eso es muy fácil!” Restándole importancia, como si eso no tuviera ningún valor, yo estaba aterrorizada de aquel desanimo y le dije “ ¿Tú consideras que yo si que valgo, que yo soy inteligente y buena en lo que hago?” Ella me miró como extrañada de una pregunta cuya respuesta era tan obvia “ pues claro, tú sabes muchísimas cosas que yo nunca aprenderé” Y entonces le dije con toda la humildad y para poner en valor tan hermosas cualidades “Pues soy incapaz de hacer ninguna de esas cosas que a ti te parecen muy fáciles, ninguno de los dibujos que tienes y menos tocar un instrumento o afinar una nota, soy horrible, me es sencillamente imposible, así que no subestimes tus cualidades, porque no son fáciles, de hecho a mi me parecen muy difíciles y me veo incapaz de realizarlas” Conseguí una pequeña sonrisa y vi que había puesto un valor, luego hablamos de que cada persona tiene unas cosas mejores que se le dan mejor  y unas cosas peores que le cuestan más, y eso condiciona lo difícil que nos parecen las cosas.  Al final de curso lo aprobó todo, y yo me alegré, no sin esfuerzo, y no podrá seguir los estudios sin un gran esfuerzo de su parte, porque su inteligencia y sus habilidades no son las que se consideran las apropiadas en el sistema que tenemos, pero pienso que lo conseguirá, aunque sus oportunidades no son como las mías, no. Y ¿Por qué? Pues porque el sistema está diseñado para un modelo muy concreto de inteligencia, y con unos objetivos muy discriminatorios, no sé en que año del siglo pasado o el otro se diseñó, pero es obvió que no responde a las necesidades actuales, solo hay que ver los resultados.
                                                  
¿Porqué una niña  encantadora llega a verse tan derrotada? Lo veo cada día, esta chica solo la tuve más cerca, pero no es un caso aislado. Se ven así porque no dominan bien la lengua, que entre unas y otras ocupan de diez a doce horas del horario lectivo, o porque tienen problemas con las matemáticas que también se llevan unas cuatro a seis horas, entre refuerzos y demás. Si tienes problemas con la expresión  mediante palabras, vas a tener dificultades en ciencias  naturales o sociales, que juntas suman unas ocho  horas, y te pasas la mayoría de las horas de un día sintiéndote inferior o mal por no ser capaz de llegar a conceptos abstractos y absurdos para ti, mientras que si se destaca como nadie en música, y se es capaz de expresar un montón de cosas con las notas musicales, solo tienes una hora con suerte dos a la semana, pero no en todos los cursos, porque no es lo suficientemente importante para llevar un seguimiento regular durante todos los cursos, en algunos es prescindible y desaparece, y por tanto alguien bueno en esto pues siente que no es muy importante. Es cierto que puedes perfectamente pasarte la vida sin afinar una sola nota musical, es mi caso, los profesores que tuve a lo largo de mi escolarización no lo dominaban y nuca di nada de música, pero también es cierto que puedes desarrollarte perfectamente igual sin saber realizar el análisis morfosintáctico de una oración compuesta subordinada, que eso si que me lo enseñaron pero  si no lo supiera igual podría seguir.  Igual pasa con materias como la plástica, dibujo, manualidades, o la tecnología, que tiene un alto contenido en práctica, en hacer cosas, no en decir cosas, apenas ocupan una o dos horas lectivas, y si hay una no hay la otra. Mi alumna no tenía en el curso pasado ninguna , ni plástica ni tecnología, por lo tanto sus preciosas habilidades de  dibujar y realizar cosas, su forma básica de expresión quedó relegada a nada, durante segundo, ni una hora para sentirse a gusto, para sacar lo que realmente se es. Menos mal que la educación física aunque solo con dos horitas a la semana es regular para todos los cursos, aunque nunca se ha considerado una asignatura de verdad, y si bien es cierto que ha tomado valor a lo largo de estos años sigue siendo una asignatura de segunda, y los que son buenos en esto, y a pesar del deporte de élite, no son especialmente valorados, Es típico, “Lo ha suspendido todo menos gimnasia, ya ves, pues todo suspenso”
Si de verdad se quisiera dar igualdad de oportunidades y solucionar los problemas del fracaso escolar se debería rehacer el sistema  por completo, dando el mismo valor a todas las capacidades que se pueden desarrollar.  Alguien que ha tenido  problemas con la aritmética básica, lo que se enseña en primaria, jamás podrá resolver solo un sistema de ecuaciones lineales o una ecuación de segundo grado, sintiéndose mal por ello, pero quizás sea perfectamente capaz de armar de forma primorosa cualquier máquina, o de desarrollar un deporte de forma virtuosa. Pero no tiene esa oportunidad, no por el canal normalizado, por el obligatorio, y por el que sus padres apuestan más fuerte, y sobre el que se tendría que poner la lupa y rectificar a fondo.
Soy consciente de que todas estas materias que llaman instrumentales, porque son muy prácticas, necesitan un presupuesto considerable, pues se han de dotar de materiales, instrumentos, etc., un taller de pintura, por ejemplo, necesitaría un aula especial, caballetes, pinturas materiales para hacer los lienzos… En fin dinero, pero no estoy segura de que esto  bien hecho costase más dinero que el sistema que tenemos, con un millón de programas especiales, pedagogos, educadores y especialistas, para que lleguen todos a saber la diferencia entre un adjetivo posesivo o uno demostrativo, o saber conjugar el pretérito pluscuamperfecto del verbo REPETIR, o saber la diferencia entre una ecuación lineal y una parábola. Y repetir y repetir cursos y cursos, para nada casi siempre. Esperando sin hacer nada, con lo que ello conlleva,  a tener la edad para salir del sistema. Cada curso especial, y programa especial cuesta mucho dinero, y la sensación de los estos alumnos es de que no son capaces de hacer nada, de inferioridad, hay que ponéroslo más fácil porque ellos son del PDC (programa de diversificación curricular) y por tanto menos capaces que los demás.
      
 Sin embargo a pesar de todo esto parece la sociedad siempre tiene que ir al revés, y en vez de buscar soluciones prácticas al problema real, lo que se hace es machacar más todavía, si algún chico o chica tiene problemas con las lenguas, entones, se le quita la opción de realizar una optativa de su gusto (como dibujar, hacer cosas manuales, informática) y se le obliga a ir a un refuerzo de eso que se le da fatal, y aunque puede parecer que es lo correcto, a una edad determinada eso es como una condena a sentirse mal más tiempo, y los adolescente son muy proclives a sentirse mal.
Yo no estoy diciendo que las lenguas y las matemáticas no sean importantes, estoy diciendo que aunque se necesita una base, existen muchas más cosas, y no todos tienen la capacidad de superar los contenidos de la enseñanza obligatoria tal como está, y no debería ser así, se debería potenciar a cada uno en aquello en lo que puede ser mejor, ya que algunos les encantan las materias mayoritarias y a otros las minoritarias, los que son buenos en las mayoritarias tienen prestigio y los que son buenos en las minoritarias son inútiles (no lo son pero así se les hace pensar). Y esto dista mucho de lo que se pudiera entender por igualdad de oportunidades.

                                             
  

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Traición

Madre, mujer y trabajadora.

 Aunque todas las decisiones que  toman las personas son respetables, existen decisiones que pueden ser muy personales pero ejercidas desde una  posición determinada pierden mucho lo de personal y se convierten en ejemplares porque  están a la vista de las masas, y también es cierto que lo del ejemplo puede ser bueno, pero también puede ser nefasto.
 Los tres cargos que aparecen en el título y la forma de ordenarlos es como yo pienso que deberían ser, pero ¿que pasa cuando cambias el orden de las palabras trabajadora, mujer y madre?
 Parece que no sucede nada, pero no es  cierto, el resultado es lo que se ha dado en llamar generación NINI, personas adultas por edad pero a las que nadie se ha molestado en decir que cosas están bien y cuales mal, y que tampoco han tenido donde observar ni a quien preguntar, pues se han criado prácticamente solas, a merced de los medios y su visión catastrofista de la realidad, única realidad para muchos de los niños actualmente, no lo perdáis de vista.
 Porque los niños no llegan aquí con la lección aprendida, no, llegan en blanco, como pastillas de plastilina nueva para moldear a gusto del escultor.
 Una preciosa materia prima, altamente valiosa, que estamos dejando perder por cambiar el orden de las palabras.
 Hemos conseguido derechos que nos permiten de alguna manera, aunque no la más óptima aún, implicarnos más en la crianza de nuestros pequeños, y al igual que opino que todas las mujeres deberían votar siempre, porque muchas murieron por conseguir este derecho fundamental, también creo que todas las mujeres deberían ejercer su derecho a disfrutar de su baja maternal, al menos en las seis semanas obligatorias que dispone la ley, porque aunque no haya sido el movimiento sufragista, mujeres valientes han hecho posible que tengamos tal derecho. Y que una de las mujeres que más alto ha llegado en nuestro país, mano derecha del futuro presidente del gobierno, renuncie por su trabajo a dicha baja, es una decisión, como todas respetable, pero no por ello deja de ser inevitablemente una traición, Por su posición y por sus logros, la respeto, seguro que nadie le ha dado nada, pero para mi su acción y su decisión con respecto a su maternidad es igual de ofensiva que la señora que me dice que no vota, porque “total para lo que sirve”.  Es burlarse o despreciar el trabajo y el tesón de muchas  otras mujeres que han peleado, y es dejar de nuevo a las mujeres solas. Volviendo a la recurrente cantinela de que si tienes una carrera debes dejar los hijos en segundo lugar, o en tercero, dejarlos como carnaza de televisiones  y mundos virtuales, de colegios y actividades extraescolares que los oprimen y les provocan unas tensiones que no deberían tener y luego nos preguntaremos que ha pasado, que hemos hecho mal, si estábamos en la cima del mundo del trabajo.

 No es porque sí, que cada vez haya más chicos y chicas que pegan a sus padres, amenazan profesores, o cometen cosas terribles, que por otra parte los medios se encargan de engrandecer y entronizar, llegando incluso  a convertir a algunos en ídolos. Contra la idolatría, que siempre ha existido, se encuentra la realidad, las cosas que pasan a tu alrededor, lo que hacen tus padres, lo que hace la gente que vas conociendo. 
 

Las personas, y sobre todo los niños, no aprenden de lo que escuchan, sino de todo, de lo que escuchan y de lo que no, de lo que ven y de lo que no ven, de lo que sienten y de lo que no sienten. Si estamos todo el tiempo lejos de ellos, donde no nos ven ni nos escuchan ni nos sienten, que creéis que les estamos enseñando. Nada de nada, estamos dejando que las valiosas esculturas del futuro se moldeen sin ningún control sobre ellas, y sin ninguna influencia de sus padres,  y cuando ya estén formadas nos sorprenderemos del resultado y nos preguntaremos como, con lo que hemos trabajado para dárselo todo. Pero se lo dimos todo, menos lo que realmente necesitaban, pues les quitamos el derecho de ser niños, abandonados entre abuelos permisivos y clases y más clases, con agendas excesivas o total falta de ellas.
 Eso es lo que ocurre si alteramos el orden de las palabras. Por eso opino que el orden correcto es  el del título,  y creo que toda mujer que  sea madre debe ejercer sus derechos, no debe renunciar y  no debe avergonzarse ni  esconderse, pues no hay ningún trabajo que sea más importante que ese. Porque no hay ningún escultor por caro que resulte que lo pueda hacer  mejor, porque sencillamente no será su madre.
 Y siento mucho que una mujer tan inteligente e importante, con semejante oportunidad de demostrar a todas y a todos que esto es así, haya decidido, por personal y respetable que sea tal decisión, no cambiar el estigma que todavía tenemos, pues aún, y ahora más, parece que tener hijos  y tomar el tiempo de criarlos sea algo  poco valorado, algo que no vale la pena, algo que hay que sacrificar por el éxito profesional. Ha sido una gran oportunidad perdida de defender un derecho adquirido pero socialmente mal mirado, y convertirlo en referente y ejemplo, para borrar los estigmas, y además no solo no los borra, sino que los remarca más.  Y solo puedo describirlo con una palabra TRAICIÓN.


miércoles, 9 de noviembre de 2011

El diario de las locuras de la casa de al lado

El diario de las locuras de la casa de al lado.

9/11/2011

Halloween



 Hoy es un día precioso después de muchos lluviosos, e incluso hace una temperatura muy agradable, y todas esas cosas me suelen poner de buen humor. Y podría haber sido un maravilloso día otoñal tranquilo y feliz, pero hoy tocaba concierto.
 Como es un día de los buenos pues el concierto en vez de Bizet hoy es de Mozart, concretamente  La Marcha Turca”. Me ha  hecho mucha gracia que escogiera esta canción, pues con ella también es posible que cansara yo a mis antiguos vecinos, eso sí sin mala intención, además nunca lo pondría a la hora de la siesta. La Marcha Turca era el tema principal del video para bebes “Baby Mozart” y a mi hijo cuando era pequeño le gustaba mucho verlo y lo repetía muchas veces, así que lejos de estropearme la siesta, puesto que ha empezado a sonar sobre las dos de la tarde, aún me ha alegrado más la tarde, ya que además de no tener previsto dormir debía adelantar unos asuntos de trabajo, y con la preciosa melodía a sido mucho más ameno. Aunque eso no cambie el hecho de que la intención con la que me ha sido dedicada tan grata serenata  fuera la peor. Pero así como hay días de esos en los que te preguntas para que te habrás levantado de la cama, también por suerte hay días como hoy, que hasta la peor de las intenciones se te convierte en ventaja. ¿Serán las meigas? que todavía siguen por ahí.
 Yo que creía que ya estábamos fuera de este absurdo juego, hace más de un mes que no ponía el pianito de los coj….. Y crédula de mí, llegué a pensar que ya se había cansado del tema, pero… Lo que yo digo es de ideas fijas y algunas muy muy peculiares, como el siguiente relato.

 Aprovechando que hace poco fue “Todos los Santos” o lo que mi hijo llama Halloween, tiempo de misterio y de miedo, puedo contar la historia de miedo que se montó la Loca, ella sola y sin ayuda de nadie. Contado por ella misma en aquel lejano tiempo en que solo la consideraba un poco rara y aún no había alcanzado el rango de Loca. Ahí va por si hacéis alguna de esas acampadas estilo americano, donde hay que contar una historia de miedo cuando se hace de noche:

  ¿Ves esta medallita?-Me dice, una medalla que lleva al cuello con la imagen de la Virgen- ¿Ves que no tienen ningún eslabón abierto la cadena?- lo veo- Pues ya se me ha caído  tres veces- Quizás esté abierto el colgador de la medalla y no la cadena, pienso, pero ella continua- Es por mi madre -alucino en colores porque su madre está muerta.-   ¡Sí, sí, porque el otro día me enfade con ella!     -Con una persona muerta¡¡OJO!!- Porque yo le he pedido que me ayude a que me salgan las cosas bien- Hasta aquí, aunque no es coherente es normal, mucha gente lo hace- Y le ruego que me ayude, pero nada, todo me sale mal- Habría que analizar que es todo, pues tiene una bonita casa, una familia sana, y en aquel momento hasta trabajo, creo que su madre no ha hecho que le toque la lotería y ese era el motivo del enfado, o ve tu a saber cual, así grandes desgracias a la vista no había(los suicidios fallidos no cuentan)-  ¡ No, no me hace caso, y yo me encuentro muy mal, porque nada, nada me sale bien!- No se especifica nada, así que sigo sin saber lo que quiere, y sigo pensando que es el premio de la lotería- ¡ Así que el otro día me enfadé con ella y puse la foto que tengo en la mesita boca abajo dentro de un cajón!- ¡Menudo maleficio!¡Pues ya ves! Solo con lo de enfadarse con una persona que está muerta yo ya tenía bastante- Y desde entonces ya van tres veces que se me cae la medalla- ¡Toma conclusión! Es súper lógico, pongo una foto bocabajo en un cajón y se me rompe la medalla de la virgen, está clarísimo- ¡Porque mi madre no me ayuda y como ahora le he hecho esto pues está enfadada!-Por supuesto, no tiene otra cosa que hacer desde el más allá- ¡Ya ves yo solo quería un poco de suerte para que las cosas me fueran bien! ¡Pero ni eso, ni eso! ¡Mi madre no me quiere!- sin comentarios, vosotros mismos sacar vuestras conclusiones”

 Cualquier cosa lógica que se le pueda decir  a tales despropósitos está fuera de lugar, porque no hay por donde cogerlo, así que mejor seguirle la corriente y luego ya te descojonas o la compadeces, según como te coja el día. Pero lo más triste de todo es que yo creo que todo lo que dijo se lo creía, y ¿cómo no le voy a cabrear yo si, efectivamente como ser vivo que respira puedo ocasionar molestias, si es capaz de cabrearse con su madre, que eso tampoco seria raro si no fuera porque esta buena señora ya no se encuentra en el mundo de los vivos? Fue una conversación muy aclaratoria de cuales podían ser las situaciones futuras. Algunas de las cuales ya conoceis.

 Supongo que ahora que la tiene tomada conmigo ya se habrá reconciliado con su señora madre y la habrá sacado del cajón, aunque creo que la lotería sigue sin haberle tocado.  Y cuánto que yo me alegraría de tal hecho si con ello se marchara lejos, a una más bonita casa con un gran jardín y sin ningún vecino alrededor, a ver si conseguía ella ser feliz y yo dormir la siesta.

Hasta pronto.


jueves, 3 de noviembre de 2011

El Diario de las locuras de la casa de al lado.

El diario de las locuras de la casa de al lado.
03/11/2011

Gotas de agua

Llega el fresquito, los días nubosos, y se hace ya muy pronto de noche. Hoy mismo a estado lloviznando. No soy muy amante del otoño. Pero al ver las gotitas de lluvia me he acordado del día de las gotas de agua. Cuando la Loca nos montó el último follón.
 
Todavía era verano, mis sobrinitas habían venido a jugar con mi hijo, los tres niños estaban en la terraza, mi marido y yo estábamos en el salón, mirando tranquilamente la televisión. De repente, los tres pequeños subieron como un rayo hacia la habitación. Yo me extrañe, porque parecía que se lo estaban pasando muy bien en la terraza, y les pregunté porque se subían, me dijeron que ya no querían jugar más en la terraza. Y al mismo tiempo, por la cocina empezamos a oír como la habitante de la casa de al lado estaba berreando algo, la conocida técnica de salir a la terraza para gritar sus malestares.
Si hubiese estado yo sola en casa simplemente hubiese cerrado la puerta para no oír los gritos, pero mi marido no piensa igual y salió a la terraza de la cocina para escuchar. Y efectivamente, aquellos gritos tan salvajes y gritados desde la terraza de la cocina suya, eran para nosotros.  Tendríais que verlo para entenderme, estaba fuera de si, gritaba a su marido que estaba en la terraza de abajo, que éramos unos cerdos, que se lo habíamos ensuciado todo. Le decía que mi marido y yo estábamos escondidos debajo del toldo, al que llamó “toldo de las cucarachas” para mojarle la terraza.  Decía algo así:
-         ¡“Florero, Florero”, mira, mira como lo han puesto todo! ¡ Se esconden ahí debajo del toldo de las cucarachas! Están tirando agua, ¡Ceeeeeeeeeeeeerdos, que son unos ceeeeeeeeerdos! ¡¡¡Que lo tienen todo hecho una mierda!!! ¡¡¡Ceeeeeeeeeerdos!!!
Eso fue lo que empezamos a entender, porque gritaba tanto que no conseguíamos comprender lo que decía, y la llamamos, desde la terraza, para que nos dijese porque estaba tan enojada,  puesto que no teníamos ni idea de lo que estaba hablando.  Entonces nos llamó mentirosos, y entre gritos e insultos pudimos  concluir que por algún motivo su terraza estaba mojada y nos echaba la culpa a nosotros.  Al comprender esto, no sin antes haber intercambiado unos cuantos insultos por ambas partes, pues ella nos llamaba cerdos y nosotros a ella loca. Ya que, además de estarlo, resulta que en aquel estado también lo parecía. Al final, pensamos que quizás los niños y su rápida subida tenían algo que ver, así que nos metimos en casa y los llamamos. Y efectivamente, ellos habían estado jugando con los pirulos esos que son como un émbolo, de espuma de esa que se usa para flotar, y se estaban lanzando agua y también la lanzaban hacia arriba, para que fuese como una ducha.  Era, por tanto, posible que hubiesen mojado la terraza de al lado. Pero, ¿cuánta agua hay que lanzar con uno de esos émbolos para montar aquel follón? Cierto que tenían dos, pero no cargan más de un vaso de agua cada vez, si llega… Que le habrían podido  caer a la casa de al lado, ¿unas pocas gotas?
 Mi sobrinita más pequeña, que todavía estaba en esa edad en que los niños se lo creen todo, estaba muy asustada, recuerdo que al cabo de un rato, cuando ella encontró la calma para hablarme me dijo “Tía, tía, yo he tirado agua con el pirulo, pero solo a la pared” La pobrecita no sabía como salir de aquello, y no entendía el jaleo que se había montado. Se disculpaba sin culpa ninguna.
 Pero a parte de eso, lo que está mal está mal,  y reconozco que los niños deberían haber sido más cuidadosos, ellos no entendían porque se había montado tanto escándalo, yo nunca les había reñido por jugar con el agua, de hecho he jugado muchas veces con ellos incluso con la manguera, pero no está bien molestar a los habitantes de la casa de al lado por muy excéntricos y locos que parezcan, y yo intenté explicarles que la “señora de la casa de al lado trabajaba mucho para tener siempre la casa muy limpia, y que por eso se había molestado tanto, porque sin querer ellos habían estropeado su trabajo”  ¿Como lo explicaríais vosotros? En fin que decidimos que aquello podía arreglarse si se disculpaban y pedían perdón por el agravio, así es como educamos nosotros, si has hecho algo mal y te arrepientes, pues pides disculpas e intentas arreglarlo. Más lo hicimos por los pequeños que por la Loca, pues se les veía afectados, se sentían mal por todo lo que estaba pasando.
Así que les dijimos a los dos mayores que íbamos a ir a pedir disculpas al la casa de al lado por haber mojado su terraza sin querer. La pequeñita ya tenía suficiente miedo. De todos modos les acompañamos, pues no me fío ni un pelo de esa mujer. Llamamos al timbre, y llamamos al timbre, y llamamos al timbre, pero no nos abrieron.
En eso estábamos, y ya a punto de marcharnos cuando vimos al Cojo llegar a la casa, en ese tiempo yo aún lo saludaba, así que cuando llegó a la puerta de su casa, nos vio a mi marido y a mi  junto con los niños. Y mi marido le dijo       -Dile a tu hermana o a tu cuñado que salgan, que los niños quieren pedir disculpas- A lo que el Cojo respondió -Yo no quiero saber nada- Y mi marido le dijo -Sé que no te quieres meter, pero por favor diles que salgan, gracias- El Cojo abrió  la puerta de su casa y se metió dentro, al momento escuchamos al Florero que nos decía -¡Él que procure que no salga, porque si salgo lo voy a coger por el cuello!- Al oír aquello mi marido y yo recogimos a los niños  y no metimos en casa. A ver como se lo explicas a los pequeños, primero meten un jaleo y luego no quieren siquiera intentar una solución.
 Podríamos haberlo dejado pasar, pero decidimos que no, que ya estaba bien de aguantar, aguantar insultos, aguantar gritos, aguantar que no consideren ni a los niños, y tener que aguantar también que nos amenace, y como ya sabéis, no era la primera amenaza, así que fuimos a denunciarlos. Aquello era ya un abuso inaguantable. Creímos que volverían a pasar de nosotros como la otra vez, pero en esta ocasión no fue así, y los juzgados nos citaron. Cuando ya casi lo habíamos olvidado, pero nos citaron.


 Y como el tiempo si algo tiene es que nunca se detiene, pues llegó el día del juicio, el primero al que yo he asistido, el único, por desgracia creo que solo de momento (mientras la casa de al lado siga teniendo semejantes habitantes). Cuando mi marido y yo llegamos a los juzgados ellos ya estaban allí, la familia al  completo, el Florero y la Loca (como denunciados), la Nena y el Cojo (como testigos).
 Mientras estábamos allí fuera sentados vino una chica, cuyo trabajo era mediar, por si había alguna cosa que podía hacer para que no hubiese juicio. Llegar a algún acuerdo que compensara nuestro agravio, pero nosotros le dijimos que no queríamos nada, solo que nos dejasen tranquilos y que queríamos ir a juicio. Así que al momento nos llamaron, primero entró mi marido como denunciante y luego el matrimonio Loca-Florero como denunciados. Yo no puedo decir lo que pasó porque tanto los testigos suyos como yo como testigo de mi marido, nos quedamos fuera de la sala, hasta que nos llamaron, uno a uno. Puedo contaros lo que mi marido me dijo, nada más entrar la juez se dirigió a él y le preguntó si se afirmaba en lo que decía la declaración, la denuncia, y mi marido dijo que si, pues era la verdad. Acto seguido preguntó a ellos, y la Loca sacó una bolsa con ropa, e iba a enseñársela a la jueza, y aquella mujer la paró, diciendo que el juicio no era para ver quien tenia la ropa más limpia o más sucia, que se ciñera a la denuncia que era lo que correspondía, y tuvo que guardar la bolsita, ( y pienso yo si todavía tendría la ropa mojada, casi dos meses después del suceso, o seria que el agua del grifo llevaba ácido aquel día y se la agujereó) Nos quedaremos con el misterio de que sería lo que querría demostrar. Ve tú a saber… La cosa es que luego empezó a decir que tenía la casa en venta… A lo que la jueza volvió a interrumpirla con el mismo argumento, que no le interesaba su situación inmobiliaria, que se ciñera, así que como no la dejó decir nada de lo que ella quería decir, sencillamente mintió, mintieron diciendo que lo de las amenazas era mentira, y que nosotros también les habíamos insultado, admitiendo que nos llamaron cerdos. Pero yo todo eso no lo sabía, ni la Nena  ni el Cojo, porque pasó antes de que entrásemos ninguno de los tres en la sala.
 Mientras yo estaba fuera, y los otros dos también, salió una chica y dijo que podía pasar, pero yo sola, los otros dos se quedaron fuera, de modo que no pudieron oír lo que yo le dije a la jueza. Nada más colocarme enfrente del micro la juez me dijo que mentir allí era delito, pero  aquello no me asustó pues lo que iba a contar era verdad. Nada más empezar mi relato de lo ocurrido y al mencionar los gritos se oyó en la sala a la Loca decir - ¡Por favor! Será…- No pudo decir nada más pues la jueza aquella que era una mujer no muy grande pero con muy mala leche le gruñó en el acto - ¡En esta sala no quiero oír ni una mosca, ni un comentario, ni un suspiro, ni un lamento, o les expulso!, ¿a quedado claro?- Y lo que fuese que quería decir la Loca se lo tuvo que tragar. Mientras yo relataba lo que os he contado a vosotros, justo lo mismo, que los niños subieron, que estábamos en el salón, y que oímos gritos, y empezó el show, que aclaramos lo que había pasado y que al ir a disculparnos ellos nos amenazaron, y que el Cojo nos había visto. La juez me preguntó por los insultos y yo le dije que nos llamaron CERDOS, en fin dije la verdad. Y me senté al lado de mi marido.
 En la sala la jueza y otras dos personas estaban sentadas detrás de una mesa larga, justo enfrente de nosotros, delante de la jueza había un micrófono y encima de  ella una cámara de video, colgada en la pared, yo hablé de pie a un micrófono que había allí, justo frente a la jueza, donde la cámara me grababa perfectamente, y detrás de micro había unos bancos de madera, mi marido y yo nos sentamos más a la izquierda y el matrimonio Loca-Florero estaban más a la derecha, lo más alejados que pudimos ponernos.
 Cuando yo terminé de contar la historia, y la jueza ya no me preguntó más cosas me  senté y vino lo divertido.
Llamaron al siguiente testigo, que resultó ser la Nena, ella no había oído nada de lo que habían dicho sus padres ni de lo que dijimos nosotros, como era menor la Juez tuvo que informar a sus padres de que si declaraba tenía que ser gravada, y ellos consintieron, y la Nena demostró sus pocas dotes de oradora, se la veía muy nerviosa, pero era normal, para decir tantas mentiras o se tiene la sangre muy fría o se pone uno nervioso por si se equivoca y más si te acaba de decir una señora con cara de pocos amigos que mentir es un delito. La jueza le preguntó si había presenciado lo ocurrido, y ella dijo que si, (solo presenció la parte de la discusión en la terraza y desde la terraza de abajo desde donde verse pues se ve más bien poco) le dio pie a contar lo que había visto, pero ella no sabía como explicarse, así que la jueza tuvo que preguntar, y le preguntó si había oído la discusión, la Nena respondió que nos oyó insultar a sus padres (esa parte la había aprendido bien, y no era mentira), cuando la juez le preguntó si sus padres nos habían insultado a nosotros la Nena empezó a balbucear (aquí sí que era más difícil responder sin mentir), y sin saber como salir del atolladero tras muchos eeee… uuuu..ejemm.. al final logró decir que ella no los oyó insultarnos porque  desde donde estaba no oía muy bien (nosotros no la incluimos en nuestro testimonio, pero la Nena también se había hartado de soltar insultos el día de autos, eso también lo ocultó). Y visto lo visto, la jueza le dijo que se sentara. Yo en aquel momento no sabía lo que había pasado anteriormente, pues la jueza no  dejaba que hablase nadie en la sala, solo había visto una Nena con un nivel de expresión oral muy deficiente. Pero la muchacha acababa de ser incoherente con el testimonio de sus padres que habían admitido que nos insultaron.
 Y sentada la Nena tras su “triunfal” discurso hicieron pasar al testigo estrella, el Cojo, que no sabía ni lo que había respondido el matrimonio Loca-Florero ni su “locuaz” sobrina, la Nena.
La jueza le volvió a decir lo de mentir en una sala como aquella. Él no había presenciado la discusión inicial, pues no estaba en casa y al menos aquello no lo negó, pero luego le contó a la jueza lo que le salió de las pelotas.
Dijo que cuando el llegó a su casa vio que mi marido y yo estábamos a la puerta de esta, dando voces llamando a su hermana y su cuñado, golpeando las repintadas verjas, en actitud amenazante, y que mi marido le increpó cuando él llegó, y le dijo que le dijese a su cuñado que “si tenía huevos que saliera” 
Yo estaba alucinando en colores, este si que tenía palique, y que forma de mentir, aunque no se de qué me extrañé tanto, si le ha metido la bola a la Seguridad Social de que es Cojo, y corre más que Fermín Cacho. Pero eso lo concluí después, allí estaba flipando y punto, y cualquiera hacía un comentario, con la pequeña señorita Rotenmeller de jueza.
 En ningún momento el Cojo nombró la presencia de los niños, y lo que decía no era coherente con la versión que se había dado hasta el momento, así que la juez solo le hizo una pregunta al Cojo. - Señor Cojo, ¿había niños con los denunciantes frente a su puerta?- Directa, si o no. Él dudó un momento, como si le hubiesen roto el esquema marcado, y finalmente con toda la sangre fría del mundo dijo – No señora, allí no había ningún niño.-
 No me caí de culo porque estaba sentada. ¡¡El muy cabrito!! Erró la profesión, si en vez de dedicarse a vago se hubiera dedicado a actor hubiera triunfado.
 Yo creo que la jueza también flipó, y lo dejó entrever, pues cuando ya permitió al Cojo mentiroso retirarse no pudo evitar comentar – En este caso hay muchas versiones distintas- A lo que la Loca se apresuró a responder – Ya lo creo-  Con el consiguiente replica de la jueza – Pero todas de su parte- Y tuvo que agachar la cabeza de loca que tiene sobre los hombros. Y yo me reí, pero por dentro, no fuera a recibir también por respondona, que la pequeñaja aquella tenia para todo el mundo.
 En fin, la cosa quedó en un visto para sentencia, dio el famoso mamporro con el mazo y nos fuimos todos como habíamos venido.

 Aquel día fue el que dejé de saludar también al Cojo, no fuera a ir diciendo por ahí ve tú a saber qué. Hace unos pocos días coincidimos en la puerta los dos, se me quedó mirando, esperando quizás un saludo, pero con eso se quedó, pues no quiero nada de nada con ninguno de todos ellos, y con el candidato al Oscar menos aún.
 Después de este episodio empezaron las ya famosas y conocidas serenatas del Toreador de Carmen, versión pianillo, que me inspiraron este diario que tanto os gusta a muchos.
  Hace unos días llegó por fin la sentencia, cito textualmente “absolutoria, pues aunque los testimonios son seriamente dudosos, no hay pruebas suficientes para romper la presunción de inocencia”
Así que, si mentís, amenazáis, insultáis, perjuráis, etc., no pasa nada de nada, aunque lo hagáis en un juicio, somos siempre presuntamente inocentes, y me gustaría saber que habría que hacer para demostrar lo contrario, si estaba claro que los testimonios eran seriamente dudosos, es decir, falsos, como un político en vísperas de elecciones, pues no coincidió ninguno de todos. Pero, amigos míos, esta es la justicia que tenemos, y empiezo a entender, aunque no lo justifico, que pasen tantas cosas desagradables.
 Por suerte, yo me conformo con escribir aquí transformando mis cabreos en sentido del humor.
 Hasta la próxima entrega.
 


sábado, 22 de octubre de 2011

El Diario de las locuras de la casa de al lado.

El diario de las locuras de la casa de al lado.
21/10/2011
El Águila Roja.

Tengo el diario un poco abandonado, porque como me he puesto a trabajar y ya no estoy tanto por casa, no se que locuras se cuecen en la casa de al lado.
 Hoy está lloviendo, es un típico día de esos otoñales, desapacible, húmedo y bastante fresco. Un día de esos en que las personas normales no solemos fregar el suelo, porque no se seca, ni limpiar las ventanas porque va a llover.
 Pero nada de eso va con la habitante Loca de la casa de al lado, que os pensáis que como ha llovido hoy no ha fregado la acera, ¡ja! Esta tarde ha medio salido el sol, y ¡zas! Fregonazo. Pero eso no es nada. Por lo menos hoy no se ha colgado de la ventana para limpiar las persianas.
 Eso me recuerda una conversación que me estuvo contando ayer mi marido. Salió por la tarde, como casi todos los días, hacia la academia, pues esta haciendo un curso, y se encontró con el vecino de enfrente.  Este señor es mayor que nosotros, vive con su mujer y yo apenas les conozco, pues salgo y entro y les saludo cuando los veo y poco más. Sé también que nada más llegar al vecindario tuvieron la bronca de bienvenida de la Loca.
 ¿A ver si sois capaces de adivinar el motivo de tal bronca? Seguro que sí. Por los puñeteros cubos de agua. La buena señora le pidió que los vertiese como todo el mundo en las rejillas del alcantarillado, y bueno…. Se lió parda, con los consecuentes “Yo hago lo que me da la gana, y nadie me dice lo que tengo que hacer”. Y en consecuencia tampoco se hablan, y desde entonces a la Loca le dio por llamar a este pobre señor, al señor ¿eh? Que no le dijo nada, el “Cirio” lo cual me parece un nombre cuanto menos curioso, aunque yo cuando mi marido dijo que había hablado con el Cirio pensé que era justamente el Cojo, porque si a alguien se le acopla ese apodo como anillo al dedo es al Cojo, tan flaco, tan lento y con esa cara de tristeza que no se puede aguantar. Pero no, se refería al pobre señor de enfrente, que fue muy amable con él ayer. Yo no lo voy a llamar Cirio, porque no me lo parece y no se lo merece, le llamaré el señor de enfrente.
   
 Reconduciendo, ayer, este señor, abordó a mi marido en la calle, porque el hombre estaba muy preocupado, pues habían llamado al timbre de su casa unos chicos. Mi marido tenía mucha prisa y no se podía parar, y así se lo dijo, así que el señor de enfrente lo acompañó, pues tenía mucho interés en contarle la historia de los tres chicos, que habían estado llamando a las puertas de las casitas del vecindario. Mi marido no sabía nada de aquello, porque la verdad, había parado poco por casa. Yo le expliqué que eran tres comerciales que querían vender alarmas, a nuestra casa también vinieron, y  aunque hablé con ellos no les abrí, era raro que fueran tres y yo estaba sola. Pero el señor de enfrente ni siquiera les contestó, y por consiguiente insistieron hasta bien entrada la noche.  En fin, que cuando acabó con la batallita de los vendedores de alarmas, le preguntó a mi marido como había acabado lo del Águila Roja, que supongo que sabréis que es una conocida y actual serie de televisión, que tengo que decir que no seguimos. Mi marido se quedó muy extrañado, pensando “A ver este hombre, que casi no conozco, me sigue con esta historia hasta la academia y ¿ahora me habla de televisión? ¿Qué querrá?”
 Pero no queriendo ser descortés le dijo que él no seguía la famosa serie, no podía decirle nada al respecto. El hombre se echó a reír, y aclaró –¡ No xiquet, no! Tú no me has entendido, el Águila Roja es la habitante adulta de la casa de al lado.-
-¿Cómo dice?- se extraño mi marido.  El señor de enfrente, riéndose aún de la confusión que causaba siguió diciendo - ¡Jajaja! Si, mi mujer la llama así.-
Mi marido seguía sin entender y preguntó - ¿por qué?
 - ¡Jajaja! Pues, porque como siempre va por los tejados y las alturas… -
 Y entonces si que soltó mi marido la carcajada, y yo cuando me lo contó. No se me habría ocurrido tal nombre, porque no veo la serie, pero la verdad es que es cierto. Esa mujer, la Loca, sale por las ventanas de las habitaciones, sobre el mirador del comedor, donde no hay barandillas ni nada, pues no está para eso, a limpiar las persianas. Y no le importa si llueve, o hay una tormenta, o caen chuzos de punta, y además cuando tiene las persianas limpias, friega el susodicho mirador, ¿para matarse? Sí, es para matarse.    
 Cuando no le da por limpiar las tejas, sí, sí, habéis leído bien, las tejas. Se sube descalza sobre las mismas con una manguera y las limpia. El otro día  que soplaba un viento bastante fuerte estaba, haciendo equilibrios sobre una escalera para limpiar los ventanales. Es increíble, hasta donde es capaz de llegar con la obsesión por la limpieza.
 Yo antes me asustaba cuando la veía en plan Águila Roja, pero ahora que ya sé que es mala hierba no me preocupa, pues ya sabéis el dicho ”Mala hierba nunca muere”
 Y la Loca, Águila Roja, lleva una estrella detrás, porque con todas las cosas peligrosas que hace, lo raro es que aún esté entera. Debe ser por la devoción que le dispensa a la Virgen. Pues, aunque se levanta por la mañana con la idea fija de cómo fastidiar al prójimo, luego se cuelga el anda de la Virgen al hombro cuando sale en procesión. Que lo vi yo el otro día, y casi me caigo de culo. Yo respeto todas las creencias, y aunque nunca me colgaría un anda al hombro, para distinguir el bien del mal me pongo en la piel del prójimo, y si a mi no me gustaría, no se lo hago a otro. La Loca Águila Roja se ve que lo entendió al revés el día que le explicaron el catecismo. Eso sí, debe ser suficiente con colocarse bajo un paso para tener protección, porque no será por su prudencia, eso seguro.
 De todos modos, aunque el señor de enfrente la llame Águila Roja y a mi me haya hecho reír, yo seguiré llamándola la Loca, porque a alguien que se pone descalza sobre el tejado para limpiar las tejas y friega la acera después de un chaparrón de los buenos, pinta unas puertas nuevas y echa cubos de agua a la calle aunque aún esté mojada de la lluvia, no le cabe otro nombre.
 Hasta la próxima entrega, ya no me da el tiempo para más.

martes, 18 de octubre de 2011

Fobia

                                        Fobia

“Corre, corre”-una voz en su cabeza repetía la advertencia a medida que iba oscureciéndose la tarde, la oscuridad era superior a ella, jamás permitía que se le hicieran las seis fuera de la relativa seguridad de su ático, en el centro de la ciudad.
 Aquella tarde su jefa le había pedido que le ayudase a repasar un caso, había unas irregularidades, no quería dejarse dominar por su fobia ni que nadie lo supiese, y no encontrando una salida airosa, calculó el tiempo y se quedó, cuanto se arrepentía de no haber puesto una excusa, ahora ya casi eran las ocho, el sol de despedía de ella, recordándole que tras su caída el mundo se transformaba en un lugar terrible y hostil a su presencia.
 La oscuridad estaba plagada de inexplicables sombras, parecidas a personas, pero que no lo eran. Todas querían su atención, tocarla, le gritaban. Eran horribles almas mutiladas, que quizás solo existían en su imaginación, pero que aparecían siempre, irremediablemente cada vez que la luz a sus ojos disminuía.
Sintiendo el impulso irrefrenable del miedo, su cerebro dejó de razonar y sus piernas comenzaros a correr, la gente la miraba extrañada de aquella  actitud, ella era consciente de ello, pero no podía dominar el pánico de ver el último rayo de sol desaparecer en el horizonte.
 En unos segundos las terribles formas, casi humanas pero sin un rostro distinguible, esas cosas se le echarían encima, y acabaría de nuevo en un terrible hospital, donde la medicarían y las cosas se multiplicarían.
 Veía su calle, el Sol se ponía, el portal estaba cerca, aunque parecía que nunca iba a llegar. Por fin entró a su edificio, subió en el ascensor, asegurándose que estaba vacío y llegó a su casa.
 Su corazón iba desbocado, sus piernas dejaron de sostener su peso, y sus manos temblaban como hojas en otoño. Se desplomó en su cómodo sillón hasta recuperar el control necesario para servirse una copa de bourbon, que le ayudaba a serenarse en casos como ese.
 El bourbon hizo su efecto, los nervios se templaron, no volvería a apurar tanto el tiempo.
 Sabía que aquello no era una forma saludable de vivir, se gastaba una fortuna en la factura de la luz, pero no sabía como afrontar el problema, los médicos la ponían peor, y todos los que sabían algo siempre le decían que su problema no existía. Pero, eran tan reales, eran tan reales, las cosas aterradoras y sin rostro, eran tan reales. Las veía y oía siempre con tal claridad. Y como podía llevar una vida tan normal durante el día, y estar tan loca. La lógica le decía que tenía una enfermedad, pero ella no se sentía enferma, ni loca, era perfectamente capaz de razonarlo todo. Pero era totalmente incapaz de soportar la oscuridad. Y si quizás, después de todo, aquellas cosas no eran solo su imaginación.

lunes, 10 de octubre de 2011

El diario de las locuras de la casa de al lado

El diario de las locuras de la casa de al lado

10/10/2011

Pintura, otra vez.



 Ahora tengo muy poquito tiempo para escribir, porque ya me he puesto a trabajar, y se nota. Pero, aún así, la casa de al lado no para de hacer sus peculiaridades, y aunque a partir de ahora ya no tengo tanto tiempo para verlas y contároslas, si que tienen la consideración de guardárselas para cuando llego a casa, y así no me las pierdo.

 De hecho hoy mismo, cuando he llegado de trabajar, que estaba yo sola en casa, nada más abrir la puerta he pensado que mi marido se había dejado la radio puesta, pues se oía tan perfectamente que parecía que la tenia dentro de casa, y tras llamarlo y comprobar que no había ningún aparato en funcionamiento por descuido o error, he llegado a la irremediable conclusión que semejante música y a semejante volumen solo podía provenir de un único lugar, la insólita y molesta casa de al lado.

 Ya os conté que las relaciones diplomáticas habían sido un fracaso, y que no lo volvería a intentar, que después del disgusto ya no tenía ninguna gana de vérmelas de nuevo con semejante elemento, y me estoy refiriendo a la Loca. Aún así, tanto el Florero como el Cojo, seguían recibiendo mi saludo, porque yo no soy proclive a englobar ni a etiquetar a las personas solo por la relación que tengan con otras personas, si la Loca estaba para atar, los otros no tenían el porque de ser metidos en el mismo saco. Y así nos mantuvimos, sin relacionarnos más allá del mero saludo, y si podía evitarse pues también, para que mentir. Cuanto menos ocasión, menor enfrentamiento.

 Y esto fue así hasta que llegó un triste día, en que llegué a casa y descubrí que me la habían pintado, si al menos hubiese estado bien, pues aún se lo hubiese agradecido, pero aquello era simplemente una marranada.

 En la parte trasera de la casa, donde están las terrazas, hay un penal que no distingue, o distinguía entre una casa y la siguiente, porque estaba pintado todo del mismo color, llevaba viviendo unos dos años, y tres veranos, lo cierto es que el penal de todas las casitas estaba algo deteriorado, pues el sol pega muy fuerte y siempre el exterior sufre más. Aún así, ninguna casita lo había vuelto a pintar todavía, pero un fantástico día de verano, al llegar a casa, me veo que estaba pintada de un color amarillo mucho más subido del color que tenía mi casa, pero a rodillazos, toda la parte de la casa que lindaba con la casa de al lado. La Loca y su afán de pintar,( tengo otra teoría : está loca, por la cantidad de pintura que lleva esnifando de tantas veces como pinta y repinta las paredes, puertas y tejas), sin desviarme, la Loca en su afán enfermizo, había pintado todo el penal, los tres pisos, pero la mujer no había tenido la delicadeza de dividir, ni las paredes medianeras ni de poner una cinta, o similar, que le indicase la línea recta que separa su casa de la mía, así pues, cuando yo llegué a mi casa aquel día,  toda la parte que linda con la casa de al lado estaba llena de rodillazos de pintura amarillo ocre, que no era el amarillo crema de mis paredes. Si se le hubiese ocurrido  el trivial detalle de usar la misma pintura, tampoco hubiese importado, porque no se hubiese notado, pero no, la Loca se cogió toda la frontera de las paredes medianeras, y se metió tanto en mi pared, como en la pared de los señores amables que viven en la casa de su  otro lado.

 No quería enfrentarme a ella, ya sabía como las gastaba, pero aquello era demasiado, tampoco se podía consentir, solo para que la “señora” no grite, que haga lo que le salga de las narices, y en su casa puede, pero en la mía no. 

 Como con ella estaba claro que no se podía hablar, esperamos a que el Florero estuviese en casa para decirle que aquello no era correcto, cuando lo vimos mi marido fue a su casa, y llamó al timbre, Salió para nuestra sorpresa la Loca, y él le dijo que aquello era una cochinada y que lo arreglase, que si quería pintar su casa pues estupendo, pero que la nuestra la dejase tranquila. Ella respondió - Bien, bien, mañana lo arreglo. – Todo por supuesto sin abrir la verja, desde la puerta de dentro, y acto seguido se dio la vuelta, dio un portazo, de esos que suele dar,  ya dentro de su casa oímos a la Nena que decía- ¿Qué quieren ahora?- y  su madre le respondió, bien fuerte para que lo oyéramos sin esfuerzo- “ ¡¡¡¡ Tocar-me la fiiiigaaaa!!!!” ¡¡¡¡ Y sabes que, que  una miiiiiieeerda para ellos!!! ¡¡No pienso arreglar una mierda, que se vayan a tomar por…..!!!!-  y otras cosas que no voy a reproducir porque es de muy mal gusto.

 Visto lo visto, y temiéndonos que aquello no sería arreglado tan sencillamente como debiera, aquella tarde mi marido cogió la cámara de fotos y se puso a hacerle fotos a la chapuza que nos había hecho desde la pared de la cocina hasta la buhardilla. Esperó a que estuviese un poco oscuro para trazar la línea con el láser  y que se distinguiese bien por donde no tenia que estar la pared pintada, por si acaso, aquello no se solucionaba por las buenas como parecía que iba a ocurrir, y había que llevarlo más allá de un acuerdo verbal entre vecinos. Como se iba oscureciendo el cielo, de repente la cámara de fotos empezó a disparar con flash, y ¡Ay Madre! ella que se dio cuenta de que estábamos haciendo fotos.

 Salieron a la terraza de la planta baja, la que da a la cochera, que es donde ellos hacen la vida, porque tienen un “chalet” de 500000€, pero viven en una cochera, todos, la Nena, el Florero, y la Loca, del Cojo no me acuerdo, creo que no estaba, los otros tres si, y la Loca empezó a increpar  a mi marido con sus dulces palabras- ¡A ver, que estarás haciendo, yo también se hacer fotos!-  Él le contestó que aquello tenía que arreglarlo, por las buenas o por las malas, como prefiriese, pero que esa chapuza no era tolerable. Ella siguió a lo suyo - ¡Chulo, flaco desgraciado, que ya te lo he dicho, tengo ahí la pintura! ¡Chulo, más que chulo! – Son sus dos insultos favoritos hacia mi marido, chulo y flaco desgraciado. Tiene otros más fuertes pero esos se los dice cuando no le puede responder. Como la estaba escuchando, y estaba muy enfadada por lo que había pasado unas semanas atrás, con lo del cumpleaños, me asomé también a la terraza, para que no creyese tampoco que estaba mi marido solo, y nada más asomar la cabeza yo, la Loca se giró hacia mí- ¡Mira, la Limpia! ¡A ver, si lo tenéis todo hecho una mierda! ¡Tanto follón por un poco de pintura!¡ Si, ya ves, que asco de casa!- me dijo, ya os he comentado en ocasiones anteriores que me llama cochina, supongo que ella esperaba que reaccionase como la vez anterior, intentando poner calma, pero yo no tenía nada que negociar, ni tenía nada que ganar con la calma, la última vez solo me sirvió para que la señora Loca creyese que era débil y me diera un gran disgusto, así que ni corta ni perezosa le solté - ¡No, aquí la única guarra que hay eres tú! ¡Porque no hay persona más cerda que la que quita la mierda de su casa y se la echa a los demás! ¡Porque mucho limpiar, mucho limpiar pero el polvo de tu mopa lo esparces en mi terraza, y los cubos del agua sucia delante de mi puerta! ¡¡¡Cerda, so Cerda!!!- Las  últimas palabras que le dije no sé si las escuchó, me imagino que sí, pero aún hablándole yo se metieron todos dentro con el consiguiente portazo. Lo de que le respondas así con un poco de vehemencia lo lleva fatal, en cuanto el tono empieza a elevarse, enseguida ahueca el ala, es así de valiente.
 La mayoría de las personas que me conocen bien, no se hacen la idea de cómo pude llegar a decirle tales cosas, puesto que algunos jamás me han visto ni levantar la voz, de hecho no es para nada mi estilo, pero esa mujer ha venido al mundo para que yo descubra que también tengo una parte perversa. Y consigue sacarme siempre lo peor, aunque ya lo voy superando gracias a la terapia literaria de mi querido Diario.        

 Mi marido y yo nos sentamos a cenar en la terraza, pues era verano y apetecía, y estando cenando la volvimos a oír, pues salió expresamente a hablar por teléfono a la terraza, eso sí debajo de la pérgola para que no la viésemos. Había llamado a la Guardia Civil, y estaba preguntando si podía poner una denuncia al vecino por hacerle fotos, decía algo así - Si, estaba yo en mi casa y este vecino ha empezado a hacerme fotos. ¡Ah sí! ¿¿Eso es delito? ¿Y lo puedo denunciar? Tengo que ir allí, en persona. Bien pues ahora iremos.-

 Así que al momentito, la Loca y el Florero salieron de casa, y se fueron.

 Al día siguiente, hablamos con el Florero y no nos quiso atender, nos dijo que lo iban a arreglar pero que nunca más tocásemos a su timbre para nada, y que no molestásemos más a su mujer. Pero así, con esas palabras, -¡No volváis a tocar el timbre y no volváis a hablarnos más!- Y ese fue el momento en que las ínfimas relaciones dialogadas que quedaban se rompieron del todo, y el susodicho Florero tampoco nos dirigió más la palabra.
 El caso es que lo arreglaron como habían dicho, y pintaron los rodillazos con pintura del mismo color que yo tenia, y ya no cantaba tanto. Además lo hicieron rápido. El día siguiente o el otro, no pasó nada de tiempo. Esto también es verdad, y lo digo igual.

 Pero, claro, el encontronazo ya se había producido, nos costó la relación cordial de otro miembro de la familia (el Florero) y la prohibición explícita de volver a llamar al timbre, y una denuncia en el cuartel. Que mi marido fue a aclarar, enseñó las fotografías y contó el caso, tal como había sido, y aquello también fue desestimado en los juzgados, muchos meses después.

 Hoy he oído por la radio que estaban pensando, algunas cabezas pensantes de estas de la política en poner también un copago en lo de los casos de los juzgados, porque por lo visto hay muchos juicios o burocracias un poco absurdas, como esto que os estoy contando, me imagino yo, donde pensar que molestamos a un Guardia Civil, dos veces, y luego a un funcionario del juzgado que tuvo que leer y pasar los papeles esos a un juez, y luego a un juez. Total por nada.

Y, no sé yo si estar de acuerdo, después de visto lo visto, estoy segura de que si por poner semejante ridiculez de denuncia la Loca esta hubiese tenido que desembolsar digamos  diez euros, no lo hubiese hecho, porque es una gilipollez. Si fuese grave, tampoco una cantidad simbólica como diez euros no parará a nadie. Aunque lo de los diez euros es cosa mía, no tengo ni idea de cómo lo harían, y supongo que lo harían mal como casi todo. Pero, al oírlo por la radio he pensado justo en este caso, en el que hubiese venido de perlas un sistema así.

Porque yo antes de conocer a la familia de la casa de al lado no sabía nada sobre denuncias ni juzgados, pero ahora sí, para que no digáis que no son didácticos los vecinos de la casa de al lado, ¿eh?. E ir  y poner una denuncia es totalmente gratis, y el  juicio de faltas también. Es muy barato hacerse la puñeta con esto, generar un montón de papeleo etc., es igual de barato como intentar suicidarse sin éxito. Aunque a la gran sociedad de los paganos, entre los que me incluyo, no les parece tan barato, no. Pero en fin este tema, es otra cosa, y requeriría un análisis muy distinto y no aquí. Y mi tiempo siempre es limitado, así que, hasta la próxima entrega.