domingo, 2 de octubre de 2011

El Diario de las locuras de la casa de al lado.

El diario de las locuras de la casa de al lado.
02/10/2011
Finaliza el proceso de paz.

 Os dije que seguiría contando por que estaba equivocada en mi anterior relato, y no he podido sentarme a cumplir mi palabra, porque el tiempo es un bien escaso del que no siempre tenemos todo el que queremos. Pero lo prometido es deuda y aquí estoy, hoy  Domingo para seguir con las historias insólitas pero ciertas de la casa de al lado.

 Después del follón que se montó por aparcar el coche delante de la casa de al lado, y a pesar de los gritos y los insultos, yo conseguí mantener la calma, muchos piensan que es muy difícil, y que tengo mucha paciencia, pero lo de mantener la calma en las situaciones conflictivas es para mi el pan nuestro de cada día, trabajo con chavales adolescentes, y si no hubiese dominado las técnicas de bajar los ánimos cuando todo se desmadra habría tenido más de una demanda, así que no es un mérito, entreno para ello cada día que voy a trabajar. Por eso, a pesar de lo complicado que se puso todo, y de lo difícil que parecía que no acabáramos en el cuartelillo, pude mantener una conversación, en la que llegué a quedar para hablar las cosas con más calma por parte de todos otro día.  Día que nunca llegó, porque cuando se pulsan ciertas teclas por más entrenamiento y sosiego que uno tenga pierde los papeles. Y como mi marido había dicho, ese día llegó y no tardó mucho.

 Después de la fiesta de cumpleaños, mis padres se fueron de viaje unos días, ellos tienen una perra que es muy viejita y le cuesta caminar, pero es un animal de lo más dulce que existe, y yo le tengo mucho cariño, la verdad es que ya no juega ni nada, aún así es una perra muy inteligente y no da ningún problema. Como mis padres se iban unos días y mi casa es grande, me pidieron que me la quedase conmigo esos días. Y como la quiero mucho y no da prácticamente trabajo, porque es como una alfombra, siempre está acostada, la acogí en mi casa, y la instalé en la terraza. Yo no tengo animales en casa porque no tengo tiempo para dedicarles, y no quiero hacerlos sufrir. También me molesta muchísimo encontrarme desperdicios de perros por la calle, así que cuando he tenido a la perra de mis padres y la he sacado a la calle, para hacer sus cosas, siempre he puesto mucho cuidado de no dejar nada por ahí.


 El animal salía a la puerta de casa y como es viejita y salía tres veces al día, cuando podíamos sacarla, delante de mi casa soltaba enseguida el pipí, acto seguido salía yo con un cubo de agua con un poco de lejía y lo echaba por encima, para que no oliese, siempre delante de mis puertas. Y los desperdicios más gordos, pues con una bolsita se recogen y al contenedor.  Cuesta muy poquito, pero muy poquito tener las calles limpias.
 El caso es que había pasado más o menos una semana desde el incidente del coche, y yo no había vuelto a saber de los habitantes de la casa de al lado, estábamos trabajando y la verdad es que salía pronto de casa y llegaba tarde, y mi marido trabajaba de noche y dormía de día, eso sí con tapones en los oídos, porque lo de la música no os creáis que se suavizó mucho. En fin, que era difícil encontrar a nadie. Pero el sábado siguiente, salía yo a comprar y por la acera me crucé con La Loca, a la que saludé con un “Buenos días” porque pensaba que habíamos llegado a un entendimiento tras el encontronazo. Cual fue mi sorpresa cuando me dijo - “Lo serán para ti”-  Aquella respuesta ya me puso de nuevo el estómago en un puño, estábamos en medio de la calle, y yo ya me veía de nuevo en un show de gritos e insultos. Decidí hacer caso omiso a la provocación y continué intentando salirme por la tangente (técnica aprendida en mi trabajo, supervivencia pura) - ¡Me voy al centro a comprar! ¡Ya nos veremos!- Idea de mi cabeza “escápate de aquí”. Pero La Loca siguió - ¿A ver que hacemos con las balsas?- preguntó, así con prepotencia. Y yo como no sabía a lo que se refería intenté aclararme - ¿Qué balsas? ¿A qué te refieres?-.  – Al perro ese que parece un elefante cuando mea, y huele muy mal. ¡Por que el olor de meados me sube a mi casa!- me aclaró ella, en la misma linea amenazante.
Ahora ya sabía por donde iba, y le dije que solo era por unos días y que lo limpiaba cada vez.  Y de repente vuelve con otra sin dejar ni que terminara de hablar - A todo esto y tu tía… a ver que tiene que decir de mi madre, ¡que mi madre ya ha faltado!- me soltó de sopetón, sin más ni menos.
 Aquello  ya me mosqueó más, porque mi tía no tenía nada que ver, ni había dicho nada de su madre, no venía a cuento de nada.  Aquel comentario si me puso un poco nerviosa y respondí. – Mi tía es una señora mayor, que tiene diabetes y un marcapasos, no tiene nada que decir ni de tu madre porque ya esta muerta, ni de ti, ni de mi, porque nada le incumbe en esta conversación, ni con los problemas que puedas tener conmigo o con la perra ¡o con lo que sea que te pase ahora!-   La Loca siguió como si no hubiese dicho yo nada - ¡Pues no voy a consentir que hable mal de mi madre, y ya me he enterado de donde vive! ¡Hoy mismo voy a ir a hablarle a ver que tiene ella que decir de mi madre!-  Aquello me puso a mil, ni calma, ni clases de entrenamiento, ni ostias, y le dije - ¡Tú no vas a hablar con mi tía, porque mi tía es una anciana enferma, y no se ha metido en nada, tú la has metido en tu retorcida cabeza, y te has montado una película, y yo ahora te ruego que lo dejes estar, pero si te metes con mi tía te aseguro que vas a tener problemas muy muy gordos! Y procura que no le pase nada, porque entonces no respondo.-
 Mientras yo iba subiendo el tono y el volumen, y le iba respondiendo ella iba yéndose hacía su casa, como huyendo, así que para terminar de hablar ya estaba gritando - ¡Deja en paz a los que no tienen  nada que ver! ¡¡¡Soluciona tus problemas conmigo y no con alguien que no se puede defender!!!-


 Ese día no fui a comprar, tal cual la dejé me encaré hacia el Ayuntamiento, donde se encuentra la Policía Local, logré mantener la compostura hasta que la Loca desapareció de mi vista, pero conforme avanzaba y mis nervios volvían a serenarse, no podía contener las lágrimas, así que cuando llegué a la comisaría estaba llorando como una Magdalena. Los agentes fueron amables y me intentaron calmar, y cuando lo conseguí les expuse el problema, estaba muy asustada de que esa mujer pudiese cumplir su amenaza y mi tía acabase en el hospital sin comerlo ni beberlo. Ellos me aconsejaron poner una denuncia en el cuartel de la guardia civil. 
 Cuando salí de la comisaría necesitaba serenarme, hablar con alguien y pensar con claridad, hubiese ido a hablar con mi madre pero estaba de viaje y no iba a llamarla para amargarle el día, mi marido estaba durmiendo, pues trabajaba de noche, como ya os comenté, así que llamé a mi hermano, que estaba de vacaciones, y le conté todo lo que había pasado. Me hizo una manzanilla y conseguí serenarme, él creía que todo era una patraña para sacarme de mis casillas y que no llegaría a más, aún así, le pedí que se acercase a casa de la tía, por si había jaleo mientras yo iba a poner una denuncia el cuartel. Y como me sentía muy mal al final desperté a mi marido, porque no me encontraba con ánimo de ir sola al cuartel.


  Fuimos al cuartel y pusimos una denuncia por amenazas, y luego yo me fui a hablar con mi pobre tía de lo que había pasado, por si se le ocurría a la Loca aparecer por allí que la mujer estuviese sobre aviso, y también le pedí que no le abriera la puerta, que me llamase a mí si aparecía, pero aquello era muy difícil de hacer para mi tía, porque no sabía que aspecto tenía esta mujer. De hecho no lo sabe, porque a quien conocía era a su madre, de cuando eran niñas, y estoy hablando de la época de la posguerra.
 Imaginaros como llega a funcionar la mente de la Loca. Ir a meterse con alguien, porque la vio un día que vino a mi casa y la reconoció, la Loca a mi tía, no al revés, y luego la metió en una discusión para sacar a alguien común en su defensa y después se le metió en la cabeza yo no sé qué, y quería ir a pedirle explicaciones de lo que a la Loca se le había pasado por la mente esa rara que tiene.
 Si alguien lo entiende, por favor, me lo explique. Este misterio es uno de los más gordos, así que detectives a investigar.
 Después de ir a hablar con mi tía, y cerca de donde esta vive, me volví a encontrar con la Loca, yo al principio, aunque no lo tomé a la ligera no creía que supiese donde vive mi tía, pero al verla tan cerca de su casa ya me temía que iba en su busca,( a saber de lo que es capaz), así que la volví a increpar pero esta vez ya ni saludos ni formas – ¿Se puede saber a dónde vas?- Le dije, siguiéndola, - ¡Pues mira, al cuartel, a poner una denuncia porque el olor del meado es insoportable!-  Ya me quedé yo más tranquila y le dije -¡Vale, que tengas suerte!- Vi que no giraba hacia donde vivía mi tía sino que cogía otra calle, así que mi alivio era doble, por su respuesta absurda y por su dirección, entonces al ver ella que ya no tenía yo interés en lo que hacía ni decía y me volvía en dirección contraria volvió a girarse y me gritó - ¡Y después a hablar con tu tía!- Y otra vez saltó el resorte y le tuve que contestar, porque no pensaba ya -¡Tú si tienes lo que hay que tener siquiera lo intentas!¡sabrás quien soy!-
 Ella se marchaba, no penséis que estábamos paradas, nunca está parada, siempre pone tierra de por medio cuando va a meter cizaña, ella retrocedía con prisa y yo la seguía mientras le hablaba, casi gritaba.
 Y al verla irse en dirección inofensiva, me volví en la otra dirección y de nuevo me metí una "jartá" de llorar, de la rabia que sentía, pero claro ella no me vio. Jamás le daría ese gusto, ni a ella ni a nadie.
 Aquello fue un error, lo de contestar a la provocación, era evidente que no sabia donde vivía mi tía, porque no tenía sentido que se pegase la panzá de andar hasta el cuartel primero y luego volviese adrede hasta allí, a hablar con mi tía, que solo estaba a unos pocos pasos, si hubiese sido esa la intención hubiese ido primero a casa de la anciana, y luego al cuartel, pero yo no pensaba con claridad, yo solo veía a mi tía con un patatús porque a la Loca aquella se le había metido a saber que idea rara en su cabeza de chorlito. Yo lo que quería es que cayese un rayo del cielo y le diese en todo el melón loco ese que tiene sobre los hombros, a ver si se le volvía normal. No podía razonar.
 Como podéis imaginar, ya nunca jamás he vuelto a saludarla, ni a intentar ningún acercamiento amistoso, aquella fue la última vez que hablamos de frente, y la ruptura definitiva de las negociaciones de paz. Desde aquel día el conflicto bélico era inevitable, y comenzó con la primera denuncia en el cuartel, la cual, tal y como tenemos la justicia en este país no prosperó, y fue desestimada, pero la Loca tampoco habló nunca con mi tía, y por ese lado, aparte del disgusto y la llorera que yo cogí  aquel día, no fue a más.
 Pero ya tiene que ser malvado y cobarde alguien, para ir a hacer daño a una tercera persona, además indefensa, y que no tiene nada que ver en el conflicto, solo para joder a otra, con la que no te atreves a hablar, porque esta sí que se podría defender.

 Salir de detrás de la verja cuando estamos mi marido y  yo a hablar como personas civilizadas, eso no, pero meterse con una anciana de más de setenta y pico años enferma de corazón y que ni siquiera te conoce, eso sí.

 Aquel día descubrimos que no solo eran un poco extraños,  quizás peligrosos, y con problemas mentales. Aquella experiencia nos llevó a la conclusión de que eran todo eso, y además perversos y cobardes. Al menos la Loca lo era.
 La predicción de mi marido se había cumplido, la paz, que yo creí haber logrado solo duró una semana, y me costó uno de los mayores disgustos que estas personas me han dado. Aunque no fue el último, pero por hoy ya es suficiente.
 No vemos en la próxima aventura.

2 comentarios:

Livonan dijo...

Definitivamente: Como una cabra. El problema es que es trastorno haga que sea peligrosa. Tipo maníaco - depresivo.

Secundo la moción de un rayo en la cabeza. Un gigavoltio no creo que la deje peor. Más morenita si acaso. jajajaja

moshineta dijo...

Pues sí, un gigavoltio no la dejará peor, no puede estar peor ya.