sábado, 24 de marzo de 2012

Más de lo mismo

Más de lo mismo

 Me gustaría muchísimo poder sentarme con la persona o personas que toman las decisiones de como hacer las cosas en Educación para, según ellos, vencer al fracaso escolar. Me encantaría poder preguntarles que criterios y que bases toman para decisiones drásticas y peculiares. De dónde sacan la inspiración, por qué tienen tan gran poder para influir sobre tanta gente, y sobre su futuro. Por supuesto, de mi como profesora al pie del cañón día a día, NO.


 Les preguntaría, aunque sé la respuesta, les preguntaría en que se inspiraron cuando quitaron horas a asignaturas manuales, iniciativas a la formación profesional, como la tecnología, la plástica o la música, para meter una asignatura teórica como Educación para la Ciudadanía, y porqué, vuelven a cambiar el sistema y en vez de recuperarlas, le cambian el nombre a la misma asignatura, que  viene siendo algo así como unas horitas de relax, que se suman a otra maravilla del programa, que son las hora de Atención Educativa, una asignatura que no tiene ni contenido ni programación, para aguantar en clase a los que no quieren dar Religión, y a la que muchos de mis compañeros llaman sencillamente Tortura de profesores.  Entre la una y la otra se pierden unas cuatro horas semanales en un curso nada fácil, como es segundo de la ESO. Y digo nada fácil, porque tiene sus propias peculiaridades, muchos de los terribles cambios, no solo físicos, de niño a adolescente se producen aquí, y también es donde se quedan estancados todos aquellos alumnos que, como se decía antes, no sirven para estudiar. Un precioso caldo de cultivo para el fracaso, y sin asignaturas manuales para despejar un poco el panorama. En fin, y por experiencia, un curso malo malo para tener cuatro horas a la semana donde los alumnos están convencidos que no tienen porqué hacer nada de  nada... En una porque es una “María”  y en la otra porque por no tener no tiene ni notas. Imaginaros lo que es pasar una hora con un grupo de no menos de 20 adolescentes sin nada que hacer y aún con menos ganas, retenidos  en un aula, sin autoridad ninguna para mandarles hacer la menor cosa. Una tortura ¿verdad?


 Pues, la nueva reforma para bajar el fracaso escolar ni menciona esta inmensa pérdida de tiempo y menos aún le pone remedio. Desde luego dos asignaturas que no requieren prácticamente de ningún presupuesto resultan mucho más baratas que otras que requieren de materiales para ser impartidas como la plástica o la tecnología. Pero no voy a pensar que la Educación y el futuro se miden solo por parámetros económicos, eso es pensar muy mal, los criterios deben ser más firmes que eso, lo que ocurre que yo en mi limitada inteligencia no lo comprendo. Por ello me gustaría tanto poder preguntarlo.


 Ahora la Conselleria de Educación dice que para solucionar el fracaso escolar hay que hacer  más horas, en infantil y primaria,  y también matan dos pájaros de un tiro y van y concilian la vida familiar y laboral, metiendo a los niños más horas en el colegio. Desde luego es una forma curiosa de conciliar, separando más tiempo a los padres de los hijos, y por supuesto la vida familiar se hace infinitamente más sencilla. Levantas a los niños por la mañana y los acuestas por la noche, y  ya está ¡que fácil!
 Aunque  yo no lo entendía así (lo de la vida familiar, vamos), tendré que cambiar el chip de creer que pasar tiempo con mis hijos es bueno para ellos. Pero debe de ser mejor ampliar el horario escolar, y convertir el horario intensivo de septiembre y junio en la jornada partida tan obsoleta y difícil de compaginar. Sin embargo, nadie ha hablado de una dotación económica para acondicionar las aulas para el terrible calor que puede llegar a hacer en una clase a las tres de la tarde en el mes de junio. Y lo sé por experiencia, pues he realizado algunos exámenes de oposiciones a esas horas y en esas fechas, y los chorretones de sudor nos corrian  tanto a opositores como al tribunal, convirténdolos en un suplicio. Debe ser que los sabios creadores de propuestas disponen de algún estudio que dice que cuando los cerebros empiezan a hervir funcionan mejor.

 Tampoco consigo entender como haciendo más de lo mismo, que ya no funciona, puede mejorar la cosa, esa del fracaso escolar. No creo que sea por una falta de horas en el colegio, ni hijo de  ocho años se pasa seis horas  en el colegio, más una hora y pico de deberes, son más de siete diarias, para estudiar. No es ninguna tontería de jornada laboral. Quizás el problema no es de horas, sino de que se hace con esas horas. Que si bien lo pienso, ¡Anda! Si es el mismo problema que en los trabajos españoles, muchas horas y poca productividad.

 De todos los cambios anunciados a bombo y platillo, de verdad que no veo como van a resolver el problema del fracaso escolar, ni la conciliación familiar solo ampliando horarios y sin cambiar contenidos, que demostrado está funcionan bastante mal.

 ¿Qué cabezas pensantes diseñarán estas reformas y estos cambios, tan curiosos?
Y digo yo, desde mi ignorancia, ¿racionalizar los horarios de trabajo de los padres, no conciliaría más, y podrían ayudar a sus hijos mejor en sus tareas escolares, por lo de mejorar el fracaso, en vez de separarlos más horas, igual hasta tenían tiempo para educarlos?
 Y pienso yo, ¿cambiar el contenido de algunas materias y la didáctica de las mismas para  que resulten más atractivas y por supuesto más prácticas, acercándolas a la realidad, no minimizaría un fracaso que es básicamente por aburrimiento?
La pregunta más recurrida de mis alumnos es ¿y esto a mi de que me sirve? Y el problema no es la pregunta, es la respuesta que muchas veces es “de nada” que aunque yo nunca se la diga, no quita para que ellos la intuyan.
 Y creo yo, ¿no irían mas acertadas las reformas educativas si no se excluyera de las mismas a  opinión de la comunidad educativa? La de padres, profesores y alumnos, que son los que están ahí día a día. No sé, porque quizás algo puedan aportar, y a lo mejor funciona y todo.

   
 Desde luego la experiencia dicta que si pones más de algo que va mal, irá peor. Pero ¿quién soy yo para contradecir los meditadas y estudiadas propuestas de los grandes pensadores? que cuando pisan una escuela o un instituto es para inaugurar algo nuevo, pero  nunca que quedan a ver como son las clases reales un día cualquiera.

 Ojalá me equivoque, y estas mentes privilegiadas y sus reformas, incomprensibles a mi criterio, tengan razón y mejoren el sistema, pero yo auguro que no se va a solucionar ninguno de los problemas solo por poner más dosis de la misma receta, sin cambiar aquello que realmente funciona mal.

2 comentarios:

Livonan dijo...

El sistema educativo que viví y con el que me formé supongo que no sería perfecto, pero no era tan malo: EGB, BUP, COU, FP... ¿Tan desastroso era para eliminarlo por completo? ¿No hubiera sido más barato y sencillo mejorar sólo lo que no funcionaba bien? Yo creo que entonces había menos fracaso escolar. Pero no sólo era el sistema. La mentalidad de los padres, el respeto a los profesores, su autoridad. Todo ha cambiado y ha ayudado a empeorarlo todo.

Pero bueno hay esperanza. Ahora las mentes que deciden esas cosas descubrieron un sistema novedoso y radical para puntuar. Cambiaron el "progresa adecuadamente" y el "necesita mejorar" por un revolucionario sistema de puntuación de 0 a 10, donde menos de 5 es suspenso. Seguramente pronto igual descubren algo llamado EGB con dos etapas y luego una bifurcación hacia el bachiller con BUP y COU o bien hacia la Formación Profesional con dos grados de profesionalización del estudiante FP1 y FP2.

Bueno, mejor desconecto ya el modo irónico.

vmaria dijo...

En cada momento hay unas peculiaridades y una mentalidad. Por lo mismo que tantas cosas han cambiado, esto también es lógico que cambie, pero por la misma lógica debería cambiar para resolver lo problemas reales, y estas propuestas deberían venir de las personas que viven estos problemas, y no de gente que no sabe absolutamente nada de la realidad que tenemos. Pero esas muchas de las buenas propuestas costarían mucho esfuerzo y más dinero. Y ese es el gran problema.